En mayo de 1938, en plena Guerra Civil, donde todavía quedaban batallas terribles por dirimir (como la desesperada ofensiva en el Ebro, la cual sellará el destino de la segunda república) encontramos el contexto histórico de esta Fuga.

El Fuerte San Cristobal, construido a finales del siglo XIX, en la cima del monte Ezkaba pasa de ser la imponente obra de ingeniería militar (en 1934) a convertirse en un gigantesco penal que albergará a más de 2000 prisioneros.

 

Estaba considerada una de las cárceles más duras de la península. Las condiciones de vida en el penal eran extremadamente difíciles: Mala y escasa alimentación, enfermedades como tuberculosis, anemias, etc. , piojos , mucha humedad, frío, escasez de recursos para combatirlo y un hacinamiento inhumano.

Condiciones que llevarán al origen de una de las mayores fugas dadas en Europa.